¿Qué es la microbiota?
La microbiota intestinal es la comunidad de microorganismos vivos residentes en el tracto gastrointestinal.
En nuestro cuerpo habitan aproximadamente 100 billones de microorganismos, y su número es mayor que las células humanas.
La composición de cada microbiota es específica de cada huésped (hombre, animal)
Al conjunto formado por los microorganismos, sus genes y sus metabolitos se le denomina microbioma.
A veces se la denomina flora humana, microflora o flora intestinal, estos términos se han dejado de utilizar, porque conducen a la idea de que estamos colonizados por plantas, en realidad la microbiota son bacterias de diferentes tipos.
Las bacterias, principalmente las bacterias anaeróbicas, dominan este ambiente, y otras que incluyen virus, protozoos, arqueas y hongos también participan. El microbioma se define principalmente por dos filotipos de bacterias, Bacteroidetes y Firmicutes, y las cantidades de Proteobacteria, Actinomyces, Fusobacterium y Verrucomicrobia son relativamente pequeñas.
Ecosistema intestinal humano
Son las bacterias que viven en el cuerpo humano. Existen diferentes grupos, están presentes en diferentes partes de nuestro cuerpo, pero sobre todo en el tracto gastro-intestinal. Desempeñan funciones en la digestión, fortalecen el sistema inmunitario, previenen infecciones, fabrican vitaminas y ácidos grasos, y tienen relación con los estados de ánimo.
Prebióticos y fibra, el alimento de las bacterias
Los prebióticos son partes no digeribles de los alimentos (como algunos tipos de fibras) que estimulan la actividad y el crecimiento de ciertos grupos específicos de bacterias, como las bifidobacterias y las bacterias lácticas. Se obtienen de la achicoria, verduras, cereales integrales, alcachofa de Jerusalén, etc. Son la inulina, los FOS (fructo-oligosacáridos), GOS (galacto-oligosacáridos), almidón resistente, XOS (xilo-oligosacáridos) y el IMO (isomalto-oligosacárdo)
Otros prebióticos que no son fibra: lactulosa y ácidos grasos poliinsaturados.
La fibra también actúa a veces como prebiótico, no es digerida por los humanos, algunos tipos de microbiota la utiliza, la fibra está presente en muchos granos enteros, frutas, verduras y legumbres, puede ser soluble o insoluble.
Según la definición del 2001 de la OMS y la FAO, los probióticos son «microorganismos vivos que, cuando se administran en la cantidad adecuada, confieren beneficios de salud al huésped.» Están presentes en alimentos fermentados como el kéfir, yogurt natural, col fermentada (chucrut), etc. También se puede administrar como suplemento cuando es necesario.
Se cree que los probióticos tienen una variedad de efectos beneficiosos en el ser humano
Los estudios parecen revelar que los probióticos nos defienden de las bacterias patógenas, por ejemplo, colonizando y compitiendo por el espacio físico y por los nutrientes, lo que quiere decir que evitan que las bacterias patógenas encuentren un lugar en el tejido humano para aferrarse y crecer.
Algunos probióticos producen metabolitos que tienen efectos antibacterianos contra otros organismos, como bacteriocinas, peróxido de hidrógeno, ácido láctico o ácido acético, que pueden bloquear la colonización de organismos patógenos.
La microbiota intestinal está cambiando con el desarrollo humano y está influenciada por varios factores de estrés.
Los bebés reciben el microbioma inicial de sus madres. Después de un año, los bebés forman un microbioma intestinal complejo como los adultos. Las composiciones de microbiota intestinal no son fijas y cambian con la edad.
Los cambios de las bacterias beneficiosas pueden afectar significativamente la salud de las personas, algunos factores, como la infección, los fármacos, antibióticos, la enfermedad y la dieta, pueden producir disbiosis, que es un estado alterado de la microbiota, que puede traer serias consecuencias al huésped.
La microbiota intestinal tiene múltiples funciones
– La microbiota intestinal constituye la barrera intestinal, estimula la regeneración de las células epiteliales intestinales, produce mucosidad y nutre la mucosa al producir ácidos grasos de cadena corta (SCFA).
– La microbiota intestinal está involucrada en la maduración del sistema inmunológico al estimular el sistema inmunitario innato en las primeras etapas de la vida, lo que conduce a la madurez del tejido linfoide relacionado con el intestino, promueve la inmunidad adquirida al estimular las respuestas inmunitarias locales y sistémicas, síntesis intestinal y metabolismo de ciertos nutrientes, hormonas y vitaminas, y desempeña un papel importante en la eliminación de drogas y venenos.
– En condiciones fisiológicas, la microbiota intestinal continúa estimulando el sistema inmunológico, lo que lleva a un estado de “bajo grado de inflamación fisiológica”, que es un mecanismo rápido y eficaz para defenderse contra los patógenos.
– La microbiota intestinal ejerce efectos en el cerebro no solo a través del sistema nervioso (vía neuroanatómica del cerebro intestinal) sino también a través del sistema endocrino, el sistema inmunológico y el sistema metabólico. Una comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro se conoce como el eje cerebro-intestino.
– El intestino puede interactuar con el cerebro a través de dos vías neuroanatómicas. Una es el intercambio mutuo de información directamente entre el intestino y el cerebro por el sistema nervioso autónomo (ANS) y el nervio vago (VN) en la médula espinal; otra es una comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro a través de la bi-comunicación entre el sistema nervioso entérico (ENS) en el intestino y ANS y VN dentro de la médula espinal.
Neurotransmisores y reguladores neurales sintetizados por bacterias intestinales:
– Las bacterias intestinales pueden sintetizar gamma aminoácido, ácido butírico, 5-HT (serotonina), dopamina y SCFA (ácidos grasos de cadena corta), y estas sustancias pueden intercambiarse entre células de microorganismo, especialmente las células intestinales en el intestino pueden producir 5-HT que tiene un efecto en el cerebro.
– La microbiota intestinal genera una gran cantidad de neurotransmisores necesarios para el cuerpo, ejerciendo influencia en el cuerpo humano, incluido el cerebro, entre los cuales muchos de los neurotransmisores en la microbiota intestinal humana también son moléculas críticas.
– Barrera mucosa intestinal y barrera hematoencefálica (sistema de barrera)
– La evidencia de estudios con roedores mostró que el estrés modificó la función de barrera de la mucosa intestinal, hizo que el LPS (lipopolisacáridos) y otras citoquinas ingresaran en la circulación sanguínea y estimuló complejos que producen citoquinas inflamatorias. Los factores inflamatorios producidos periféricamente podrían aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, por lo que es posible que los factores inflamatorios producidos periféricamente influyan directamente en el cerebro.
– Por lo tanto, una vasta evidencia de estudios en animales y humanos mostró que la microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la función del cerebro.
– Varios estudios científicos apoyan el uso de probióticos para la gestión y prevención de diversas enfermedades inflamatorias intestinales como:
– Clostridium difficile
– Enfermedad de Crohn
– Colitis ulcerosa y pouchitis
– Síndrome del colon irritable
– Gastroenteritis infecciosa
– Helicobacter pylori
Otras áreas de investigación relacionadas con el microbioma
– Infecciones respiratorias
– Control de la obesidad
– Dermatitis atópica (eccema)
– El tratamiento de la disbiosis en la enfermedad renal crónica
– La disbiosis como precursora de la inflamación y su relación con enfermedades crónicas, autoinmunes, cáncer y psicológicas
Aunque hacen falta más estudios, los trabajos científicos sobre el microbioma humano, están despertando mucho interés por el gran potencial terapéutico que esto supone y tomando consciencia una vez más de la necesidad de la visión holística de la salud humana, viendo la conexión física, mental y emocional como ejes conectados multidireccionalmente.
Verónica Mikailov
Oradora del Congreso Internacional de Salud Integrativa en Psiquiatría