Hasta hace poco tiempo solo se había enfatizado el uso del gel de Aloe vera en cosméticos y productos para la piel por sus demostrados efectos en el tratamiento de lesiones cutáneas, como hidratante y cicatrizantes de heridas. El principal producto responsable de estas actividades es un gel transparente que ocupa el mayor volumen de la hoja y es la materia prima para la elaboración del gel de aloe. Este gel contiene agua, polisacáridos, aminoácidos, vitaminas, minerales, lípidos, esteroles, taninos y enzimas.
Solo pocas especies de Aloe fueron consideradas con fines comerciales y usos farmacéuticos, de las cuales Aloe vera es considerada la especie más estudiada y comercializada. Sin embargo, el Aloe saponaria, la especie que mejor se adapta en Argentina, tiene también una larga tradición de uso, no solo para problemas de la piel sino en trastornos gastrointestinales.
Las especies de Aloe han sido largamente utilizadas en medicina tradicional, estudios científicos in vivo así como ensayos clínicos actuales han demostrado que poseen varias actividades farmacológicas confirmando los usos tradicionales del Aloe, incluidos curación de heridas y actividad antiulcerosa. Estudios clínicos y experimentales han demostraron, asi mismo, que la administración por vía oral de preparados de Aloe (extractos acuosos e hidroalcohólicos de las hojas enteras) puede ser útil en un amplio rango de problemas gastrointestinales mejorando la inflamación y los síntomas del colon irritable. También se observó una actividad antiulcerosa y gastroprotectora luego de la administración de preparados conteniendo Aloe. Asi mismo puede contribuir a reducir el colesterol y los niveles de glucosa en sangre en personas con diabetes tipo II.
Por otra parte debido a la presencia de compuestos denominados antraquinonas, que se encuentran en la parte verde de sus hojas, el Aloe tiene un efecto laxante. A pesar que los productos naturales y las plantas son buenos candidatos para la prevención o tratamiento de enfermedades debe siempre considerarse que no se encuentran libres de efectos secundarios y que pueden causar problemas con largos períodos de uso. El Aloe no es una excepción.
Debido a la confusión en el etiquetado de productos de Aloe, la International Aloe Science Council (IASC) recomienda que todos las productos para la venta fabricados con Aloe vera en todo el mundo usen el nombre común estandarizado “aloe vera” y especifiquen la parte de la planta (es decir, la hoja si la hoja se usa en su totalidad, hoja interna o látex de aloe).
El IASC también recomienda que el jugo de aloe vera se etiquete con el porcentaje real de jugo en el producto junto con ingredientes adicionales, que especifique si el jugo se reconstituye o de un concentrado, y que el nivel de concentración cuantitativa se especifique claramente.
SILVIA DE BENEDETTI
DOCTORA EN FARMACIA, MIEMBRO Y DOCENTE AAMI – Asociación Argentina de Medicina Integrativa